La Ertzaintza frente a ETA

Las declaraciones de José Antonio Pastor, tras la detención de un comando de ETA, constituyen un pésimo ejemplo para la convivencia y ponen de manifiesto el uso y el abuso, con fines e intereses políticos, que el PSOE hace en relación con la lucha contra el terrorismo. Afirmar que ahora existe una “voluntad clara” de detener terroristas y añadir que “es evidente que en los últimos años no se produjeron detenciones de ningún tipo” es, cuando menos, improcedente y constituye una grave descalificación de las personas que hasta el pasado 1 de Marzo han desempeñado responsabilidades en el Departamento de Interior y, cómo no,  para el conjunto de la Ertzaintza.

Se trata, a mi juicio, de un hecho repudiable, que exige una desautorización pública por parte del  lehendakari y secretario general del PSOE en Euskadi. No basta con las matizaciones de la portavoz del Gobierno PPSOE. Conozco personalmente a Juan María Atutxa y a Javier Balza, así como a muchas y muchos profesionales de la Erztaintza,  y puedo dar testimonio directo de su compromiso personal en la lucha contra el terrorismo, con la misma convicción con la que pueda hacerlo Rodolfo Ares. Nunca con menos. En política no todo vale y practicar el juego sucio sólo deslegitima a quienes lo promueven.

No es ésta la primera vez que se pone en duda la eficacia de la Erztaintza en la lucha contra ETA, por una supuesta decisión política, ni tampoco será la última. Las manifestaciones de Pastor, convertido ahora en el policía malo para intentar dejar el papel de policía bueno a López, no son fruto de la casualidad, ni tampoco son un exceso verbal. Responden a una estrategia planificada con el único objetivo de extender una sombra de sospecha sobre el anterior Gobierno Vasco y su firmeza frente a ETA. Sólo puedo decir que es tan amoral como injusto.